Relatos de mis alumnos

Entre perros

Josep Roura

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El día no había empezado bien. Deseando que esa víspera de Navidad fuera tranquila, esta se complicó cuando les avisaron que los dueños de la perrera municipal habían encontrado a un hombre muerto encerrado en una jaula. Mientras todo el mundo iba y venía por el pueblo comprando las últimas cosas para celebrar el día del nacimiento del Señor, Dan y su compañera Claudia  se dirigían hacia allí.

A pesar de los esfuerzos de los amos de la perrera, esta seguía siendo igual de deprimente que cuando de pequeño sus padres llevaron a Dan a buscar a Luna, una labradora con la que creció toda su infancia. Cómo la añoraba.

Dónde normalmente encontrabas perros bien cuidados y más o menos alegres, ese día ellos iban y venían intranquilos, sollozando en sus jaulas compartidas. También olían a la muerte.

—Lo encontramos a primera hora de la mañana, cuando yo iba a pasear a algunos perros y Marta iba a ponerles comida a otros. — dijo John, el propietario. — Te lo juro Dan, ayer no estaba, de hecho, lo puedes revisar en las cámaras. — Se veía al hombre realmente afectado.

El cuerpo lo habían dejado en una jaula vacía, de unos tres metros cuadrados, más al fondo del edificio, lejos de los otros perros. Quien fuera se había paseado delante de toda la jauría, era extraño que estos no se hubieran puesto a ladrar, ¿lo conocían?

El hombre debía tener unos treinta y cinco años y se encontraba desnudo en posición fetal. Cabello corto castaño, con barba, ojos cerrados, llevaba rasurado todo el cuerpo, circuncidado, con unos cuantos tatuajes en brazos y piernas. Debía medir un metro ochenta y era de complexión fuerte. 

Tenía unas cuantas puñaladas por todo el cuerpo. No había sangre. Tenía una expresión tranquila, como si todo aquello no fuera con él. Pero bueno, si tal como sospechaba Dan el hombre no había muerto ahí, habían podido hacer con él lo que quisieron.

— Me he fijado que hay un panel de acceso a esta parte — dijo Claudia al propietario — ¿Nos puedes dar el registro de entradas y salidas por favor? ¿Alguien más aparte de ti y Marta tiene acceso?

— Por supuesto, ningún problema. Tenemos un par de trabajadores, Voy a buscar todos los datos. — Se fue dejándolos solos, bueno, con los perros que seguían lloriqueando.

Esperando que vinieran los de la científica, Dan se fijó en algo que había debajo del muerto, parecían hojas de papel. Contuvo las ganas de cogerlas. En el resto de la jaula no había nada más. Demasiado limpio, parecía una puesta en escena muy planificada. Un presentimiento le decía que no encontrarían ninguna huella. 

Al fin llegaron los de la científica y pudo acceder a los papeles, y no eran papeles, eran fotos, fotos del muerto con otros chicos en la cama. Pero no, no estaban follando, como pensaría uno, sino que los chicos estaban muertos, por puñalada, por estrangulamiento, por asfixia… así hasta quince. 

Se encontraban frente a uno de los asesinos en serie más sanguinarios de la región y alguien lo había matado.

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